Soy una Ama de casa como cualquier otra, pero un dia encuantro mi ropa interior llena de semen, solo podía haber sido mi hijo, nunca imagine lo que saldría de esa experiencia.
Relato
Mi nombre es Miranda y tengo 39 años. Mi cabello es de color rubio, creo, pues me lo he pintado miles de veces, en estos momento es castaño oscuro. Mi do 1.67mts. Mis ojos son de color café claro, mi naríz es recta y un poco corta. Esto les va a encantar, mis medidas son 94-65-91, creo que para mi edad tengo muy lindas piernas, por eso uso vestidos y faldas cortas todo el tiempo; bueno, casi todo el tiempo.
Soy madre de tres, dos chicas y un niño. Laura de 19, Michelle de 14 y Erich de 17. Lo que me pasó no sé bien si fue algo que provoqué o no, creo que sí. En parte se debe a que desde chica siempre he sido muy cachonda, y buen, creo que eso se transmite. Mi esposo casi nunca esta en casa. Por una parte viaja mucho es su trabajo, y por otra tiene otras dos niñas con otra mujer, no se bien por donde. Cuando lo descubrí me sorprendió mucho, pues él no es muy bueno para el sexo, hasta llegué a pensar que eso no le gustaba, pero veo que sí. Bueno, yo no le dije nada, pues nunca nos ha faltado nada, y hasta vivimos con cierto lujo, y en una casa muy grande; y por otro lado, eso me hizo pensar que si le era infiel de vez en cuando, no tendría nada de malo, y así lo hice.
Todo empezó con erich, y de la forma que pasa con muchos adolescentes, pues empecé a darme cuenta de que me faltaba ropa interior en mi cajón, o que desaparecían las bragas que dejaba en el baño. Yo pensé de inmediato que eso era normal, así que me hice a la idea, y decidí darle la libertad a mi hijo de jugar todo lo que quisiera con mi ropa interior y revolver mis cajones como le pareciera. Pero mi pequeño pronto empezó a espiarme mientras me cambiaba, y me duchaba. Pensé que eso talvez ya no era tan normal, pero pensé que podría ser mi culpa, pues al dejarlo usar mi ropa interior para masturbarse, era lógico que si era mi ropa, pues era en mí en quien pensaba cuando se masturbaba, así que decidí dejarlo también; e incluso lo ayudé dejando la puerta del baño abierta, y también un poco abierto el cancel del baño.
Eso duró varias semanas o un poco más, así que me brincaré unos días chicos, bueno, y chicas, pues yo también leo relatos, y no creo ser la única mujer que lo haga. Una tarde que me cambiaba para recoger a Michelle del gimnasio, al abrir mi cajón de ropa interior y tomar unas bragas, las que fueran, bueno tomé unas que estaban húmedas. Las tenté y las acerqué para verlas, era semen, fresco. Mi hijo se había masturbado con mis bragas, y sin importarle, eyaculo en ellas y así las guardo en mi cajón. Pensé miles de cosas, como que fue un descuido, o que talvez lo hacía con la intensión de que me las pusiera con su semen. ¿Eso lo excitará? Me pregunté. Como fuera decidí que esta vez tendría que hablar con él.
Esa noche no tuve oportunidad, así que lo dejaría para el próximo día que era viernes, así aprovecharía para revisar su cuarto, mientras el estaba en la escuela. Y al hacerlo encontré algo sorprendente. Tenía un escondite dentro de su closet, donde estaban todas mis prendas intimas desaparecidas, bragas, tangas, brasieres, medias, un liguero; pero eso no era todo, había dos grandes sorpresas más. La ropa no era sólo mía, también había de sus hermanas.
- Que tarada.- Me dije.
Era una estupidez el nunca haber pensado que era lógico que estuviera haciendo lo mismo con las prendas de sus hermanas. También sentía deseo y excitación por ellas. Además, y esto me sorprendió demasiado tenía fotos de nosotras, en vacaciones, donde aparecíamos en traje de baño o en bikini. Y tenía una foto mía en ropa interior. Yo estaba dormida, y no se si me destapé o él lo hizo, pero el punto es que me fotografió.
Al principio pensé en ponerle una tunda, y castigarlo; ¿Por qué no? Hasta mandarlo a un internado. Pero luego recapacite y sentí pena por él. ¿No era lógico? Era el único hombre en la casa, pues su papá nunca estaba, siempre estaba aislado en cierta forma, pues no podía compartir las cosas de chicas que hacíamos nosotras. Además sus hermanas son hermosas, y siempre tenía que verlas por ahí ligeras de ropas, incluso a mí. ¿Qué hacer?
Luego revise su escritorio, y estaba lleno de películas porno piratas. Pero además tenía un video v8, y al verlo me sorprendí. Salía yo con mis hijas, jugando en una alberca de plástico que tiene Michelle, nos estábamos refrescando un día de mucho calor. Laura y yo nos pusimos un traje de baño, pero Michelle que llegó después solo estaba en ropa interior, pues como nuestra casa tiene una barda alta, ella solo decidió quitarse el pants y la playera y meterse con nosotras, pues es una alberca grande. Eso no tenía ni seis meses de haber pasado, y yo no sabía que mi hijo estaba en casa, pero nos estaba espiando. Además también me grababa cuando me duchaba y me cambiaba de ropa, esos videos aparecían a partir de que yo decidí ser complaciente dejando la puerta abierta. ¿Era mi culpa?
Revise su computadora, y la encontré llena de paginas porno, y con miles de imágenes porno y videos, era como 90% de computadora para ver porno, y 10% para la escuela y música. Así fue como descubrí los relatos eróticos en Internet, pues hasta ese día sólo conocía los que salen en los periódicos. Bueno encontré documentos de Word, donde mi hijo escribía sus fantasías sexuales, y en todas aparecíamos sus hermanas y yo, y muchísimas chicas más. Pero eran increíbles las cosas que se le ocurrían a mi hijo.
En unas historias lo hacía con migo. En otras sus hermanas se bañaban juntas y se comenzaban a besar, él las descubría y hacían un trío. En otras el trío era con migo y Michelle. En otra las tres juntas le dábamos sexo oral hasta que le se corría en la boca de Michelle, luego las tres nos besamos embarrándonos su semen por la cara. En otra Michelle tenía relaciones lésbicas con sus compañeras de la escuela, o con compañeras de Erich. Había una, y en esta fue en la primera en que me empecé a sentir excitada. En esa historia yo era la única protagonista femenina, y los protagonistas eran mi hijo tres compañeros suyos y un extraño.
Se trataba de que mi hijo llegaba a casa y me encontraba teniendo sexo con un extraño, así que me chantajeaba con decirle a su padre si no tenía relaciones con él y sus amigos, que iban a la casa devisita. Total que tenía relaciones con los cinco, y me penetraban por todos lados, al final todos se venían en mi cara y en mis pechos. Eso me excitó, pues yo en mi juventud estuve en más de un trío, y una vez lo hice con tres hombres a la vez, cuando tenía 19, pero nunca con cinco.
La siguiente que me excitó la protagonizábamos Michelle y yo. Por supuesto teníamos relaciones sexuales, vaginales y anales. En su historia, esa era la primera vez de Michelle, y el se lo hacía de ambas formas, pero primero, me lo así a mí para que ella viera como se hacía. Al final terminaba penetrándome analmente, pero al momento de terminar sacaba su verga y se corría sobre mi ano, el cual mi hija se encargaba de limpiar por competo a base de lamerlo varias veces. Luego yo, que estaba en posición de perrito, me recostaba sobre la espalda, y Michelle dejaba caer todo el semen de mi hijo de su boca a la mía, y luego nos besamos. (Eso me hizo preguntarme sí Michelle sería virgen aún)
Ese relato también me excito demasiado, pues de joven también hice algo muy parecido, claro que no eran de mi familia. Pero para ser sincera, a esas alturas de mi lectura el incesto era un elemento más de morbo, además mi lectura era sólo de placer ya no lo hacía por averiguar cosas de mi hijo. Me tocaba bajo las bragas, y después de leer varias historias más, me tiré sobre la cama de mi hijo, y me masturbe, hasta tener un increíble orgasmo. No lo podía creer tuve un orgasmo pensando en mis hijos.
Después de eso me apuré a abañarme, pues había pasado varías horas en la recamará de mi hijo, y pronto tendría que ir a recoger a Michelle a la escuela. Después de la ducha fría mis ideas se ordenaron un poco, retomé la idea de hablar con Erich, pues todas esas cosas, que me habían excitado, estaban bien como historias, pero era necesario marcar un límite. Mi duda era, si debía decirle que hurgué en su cuarto y su computadora, o regresar al asunto de mis bragas con su semen. Tal vez la segunda era mejor, así podría conectarlo con el asunto de que me faltaba ropa interior, y obligarlo a que me confesara donde la guardaba, y lo descubriría sin quedar como una fisgona. Además no pensaba mencionarle el asunto de sus historias, pues tal vez lo avergonzaría demasiado, y tampoco quería arriesgarme a que mis hijas se enterarán. Con la ropa interior sería suficiente, paro mencionarle, que no debía ver a sus hermanas con deseo sexual, que incluso como fantasía era un poco raro. Pero las sorpresas ese día estaban lejos de terminar.
Después de Recoger a Michelle de la escuela, pasamos a comprar algo listo para comer, pues por obvias razones no tuve tiempo de cocinar. Sólo de ver a mi hija me sentía avergonzada. Cuando llegamos a la casa Erich ya estaba ahí, así que comimos los tres, pues con Laura nunca se sabía a que hora llegaría de la universidad. No los podía ver como antes y eso me frustraba, mis hijos, y ahora tendría fantasías sexuales sobre ellos, y teniendo sexo entre ellos. Y después pasó algo que me puso otra carga en el día, era como si se pusieran de acuerdo. Mientras comíamos sonó el teléfono, era mi esposo, mientras hablaba con el me pidió que anotara los números de unas cuentas, para dárselos a mi cuñado. Le pedí una pluma a Michelle. Sacó su estuche de la mochila, lo abrió y saco la pluma, pero al mismo tiempo se cayó algo al suelo. Michelle lo recogió de inmediato, pero no fue lo suficientemente rápido como para que no notara yo que era un condón. En otro momento se me hubiera hecho algo normal, pero en mi estado me empecé a crear toda clase pensamientos en mi cabeza. Michelle me miró, y yo le hice un reproche, moviendo la cabeza de un lado a otro, pero sonriéndole, para darle a entender que no estaba enojada.
- Luego hablamos.- Le dije después de colgar con mi esposo.
- Claro.- Respondió sonrojada. Nos sentamos y seguimos comiendo.
En la noche me preparaba mentalmente para hablar con Erich, aprovecharía que Michelle no tenía permiso para desvelarse por reprobar una materia, y que Laura saldría con algunas compañeras de la universidad, así que lo haría como a las diez, a esa hora mi hijo aún esta despierto. Pero me encontré a Michelle cuando se dirigía a su cuarto. Para colmo vestía un camisón corto y bastante delgado.
- Perdón mamá, se me acabó la pasta de dientes, y para no bajar a la cocina tomé la de tu baño.
- Está bien.
Aproveché para hablar con ella, y fue rápido. Me dijo que el condón se lo regalo una amiga, pero que ella aún era virgen. Hablamos de sexo y le dije que me podía contar todo, y que si tenía una duda sobre algo, siempre debía acudir a mí. Pero lo que no fue grato fue verla como una mujer linda y hermosa, con uno bonitos senos en proceso de desarrollo. Yo nunca me he considerado lesbiana, aunque tuve varios encuentros con chicas; pero mi hija. Le di un beso y la mande a dormir. Venía lo más difícil.
A sabiendas de que hablaría con mi hijo sobre sexo, no me preparé para dormir, pues no quería que me viera en camisón. Tome las bragas embarradas de semen, que aunque totalmente seco se notaba sobre la tela rosa.
- Puedo hablar contigo.- Dije cuando abrió la puerta.
- Claro.- Dijo, aunque yo no esperé su respuesta para entrar. Noté que la computadora estaba prendida, pero el monitor estaba apagado. Me imaginaba lo que estaba viendo o escribiendo. La tele también estaba encendida.
- Apaga la tele.
- Claro.- Después de apagar la tele se sentó en su cama.- ¿De que quieres hablar?
- Pues…- Me acerqué a su escritorio, tomé la silla, y me senté frente y cerca de él.- De esto amor.- Sujeté mis bragas con dos dedos y las dejé que colgaran frente a él. De inmediato su color cambió, tal vez se imaginaba que quería hablar de sus cosas y saber si estaba bien, como acostumbro hacer, pero su expresión fue de terror, tanto que sentí un poco de compasión.
- Mamá. Yo…
- Tú tomaste mi ropa interior de mi cajón, te masturbaste y te limpiaste con ella, y aun así la regresaste a mi cajón.
- Yo no fui.
- No digas mentiras se que fuiste tú, y también que tu eres el que me roba mi ropa interior.
- Perdón.
- ¿Por qué lo haces?
- No sé, me gusta esa ropa, me da curiosidad…no sé.
- Eso lo puedo entender, pero no que seas tan cochino y cínico, para dejarme los calzones con tu semen, en mi cajón, para que yo llegue y me ponga los calzones así.
- No era mi intensión, pero…
- Pero ¿Qué?-Siguió callado.- Dime.
- Si te digo te vas a enojar más.
- Lo más seguro es que sí, pero no tienes otra opción más que decirme.
- Perdón mamá, pero es que enserio… no sé que decir, me da mucha vergüenza.
- ¿Por qué hiciste eso?
- Mira.- Sus ojos estaban casi al borde del llanto, pero no lloró. Tragó saliva y comenzó a hablar.- Eso fue ayer en la tarde, tu estabas en el jardín con tus plantas. Bueno todo fue culpa de mi reloj.
- ¿Cómo?
- Bueno… yo pensé que era más temprano, porque mi reloj se atrasó. Pensé que faltaba más tiempo para que fueras por Michelle. Así que me metí a tu cuarto y empecé a revisar tu ropa interior, y después de estar viendo tu closet y tus cajones, encontré esos calzones que nunca había visto y se me hicieron muy lindos. Bueno…como yo pensé que era más temprano y que estarías más tiempo con las flores, decidí acostarme en tu cama…bueno tú sabes.
- No. Yo no sé lo que tú haces.
- Mamá.- Suspiró resignado.- Me recosté en tu cama y me empecé a masturbar. Te juro que yo nunca lo hago en tus bragas, siempre que… bueno, termino de hacerlo, dejo que todo caiga en mi mano.
- Entonces qué pasó.
- Bueno. Justo cuando yo terminaba de hacerlo, oí que subías las escaleras. Yo lo tenía en la mano y no sabía que hacer, así que cuando saqué tus bragas se embarraron. Tú ya estabas en las escaleras, así que sólo las eché al cajón y salí…
- Espérate. ¿Las sacaste de donde?
- Es que cuando me masturbo.- Pobre de mi hijo, de verdad la pasaba muy mal.- me pongo tus calzones en el pene.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Bueno, las tomo y me las pongo alrededor del pene. Entonces cuando solté mi pene y me levanté y saqué las bragas, bueno los calzones; pues se embarraron todos, y ya no supe que hacer.- Esa era una buena explicación y nunca se me había ocurrido.
- ¿Y toda mi ropa interior que ha desaparecido?
- Yo la tengo. Mamá… la verdad no te enojes, pero…
- Pero qué.
- Yo pensaba que tú ya sabias y no te molestaba.- Me quedé callada, mi actitud displicente fue muy obvia. Tenía razón en lo que pensé en la tarde, en parte era mi culpa.
- ¿Donde tienes mi ropa?
- En el closet.
- Dámela.
- Claro, mañana te la doy.
- No. En este momento.
- Está bien.- Después de pensar unos segundos dijo.- Salte un momento.
- Claro que no. ¿Por qué he de salir?
- No quiero que veas donde la escondo.
- ¿Por qué?
- Mamá te vas a enojar.- al decir esto, esta vez si salieron dos lagrimas de sus ojos. Se dirigió al closet. Abrió el cajón y le quitó la tapa falsa de madera.- También tengo ropa de mis hermanas.- Dijo cuando me acerqué a él y vi el cajón.
- ¿Piensas en nosotras al masturbarte?
- Sí.- Dijo y agachó la cabeza.- Siempre.
- No es bueno que veas a tus hermanas con deseos sexuales.
- Ya lo sé. Pero las chicas casi no me hacen caso, y mis hermanas y tú son muy lindas. Siempre he pensado en que tener relaciones debe ser muy rico, y pienso que lo haría con ustedes.
- ¿Qué?- No lo podía creer.- ¿Nunca has tenido relaciones hijo?
- No, jamás.- Eso era increíble, tiene 17 años, haces dos años yo hable con él, e incluso le di una caja de condones.- y la verdad siento mucha curiosidad y muchas ganas.-En ese momento todo mi enojo se fue. Mi hijo era guapo, no entendía qué pasaba, tal vez era por ser tan tímido y callado. Eso quería decir que sus fantasías sexuales era todo lo que tenía.
- Está bien hijo, voy a dejar que conserves la ropa, incluso la de tus hermanas. Pero no es sano que pienses en ellas, piensa en otras chicas, no se de tu salón, o amigas de tus hermanas, o en alguna maestra.- Sin saber por qué estaba mencionando la clase de chicas de sus fantasías.
- Sí lo hago, pero ustedes son las que más me gustan. ¿Por qué?
- Bueno me imagino que es porque nos conoces más, y porque te obsesionaste un poco, por tantas fantasías con nuestra ropa interior. ¿Qué es lo que imaginas?- No supe de donde salió esa pregunta.
- Muchas cosas… me da pena decirte.
- No tengas miedo no te voy a regañar. Tal vez si sé que es lo que piensas, te pueda decir si es muy malo o no.- Creo que en ese momento yo también creía esa mentira, hoy acepto que sólo deseaba que mi propio hijo me dijera esas increíbles historias que había leído.
Me empezó a relatar sus fantasías, aunque ninguna fielmente como las tenía escritas. Claro que primero empezó tranquilo, pero conforme yo lo incitaba, mostrando interés, y asegurándole que no me iba a enojar, el empezó a contar sobre sus tríos conmigo y sus hermanas, los actos lesbicos que hacíamos, las penetraciones múltiples. Para los últimos detalles yo ya estaba, muy excitada y muy húmeda, no soportaba las ganas de tocarme, de meter mi dedo, dentro de mi vagina, y saciar esas ganas de sexo, que me invadían. Mi hijo se sentía igual que yo, pues su verga erecta se notaba mucho bajo su pijama delgada; a intervalos se llevaba la mano hasta ella, no sabía si para ocultar su erección o para acariciarse. La excitación era demasiada, además ese pobre chico que era mi hijo, nunca había estado con una mujer.
- Oye Amor, creo que te estás excitando demasiado.- Dije y dirigí la mirada a sus pantalones.
- Si, la verdad me siento un poco raro.
- ¿Te aprieta?
- No mucho.- Bueno, esa no era la respuesta que yo estaba buscando.- Pero me da pena que la veas así, por eso me tapo.
- ¿Quieres que me vaya para que puedas masturbarte?
- No mami, prefiero seguirte contando, creo que es lo más placentero que he hecho en mi vida.
- Pues, tal vez te puedas tocar mientras me platicas.
- Es un poco difícil dentro del pantalón.- Esa si era una excelente respuesta.
- Pues tal vez la puedas sacar, y masturbarte.
- ¿De verdad?- Dijo en extremo sorprendido.- No te enojaras.
- No. En tiendo que es normal que te excites mientras me cuentas todo eso, y es normal que tengas ganas de hacerlo.
Sin esperar más bajó su pijama casi hasta las rodillas, no llevaba ropa interior, tal vez por eso se notaba tanto su erección. Mi hijo tenía un pene maravilloso, de buen tamaño para su edad y estatura, tenía circuncisión, claro que eso yo ya lo sabía. Me moría de ganar por tocarlo, pero me contuve, en fin, pronto vería a mi hijo masturbarse frente a mí. Se recostó un poco, recargando la espalda en la cabecera.
- Mamá. ¿Puedo tomar tus calzones?- Eso me dio una excelente idea.
- Te propongo algo.- Me levanté un poco en la silla, y subí un poco mi falda, metí mis manos en ella, y lentamente saqué las bragas que llevaba puestas. Mi hijo me miraba hipnotizado.
- Guau… ¡Esas me encantan!
- Las conoces bien. Espero que no te moleste que estén un poco húmedas.- Sonreí.- Es tu culpa.- Aproveché para dejar la silla y sentarme en el suelo, sobre un par de cojines y recargada, en el buró. De esta forma mi busto quedaba a la altura de la cama, así tenía una excelente vista del pene de mi hijo, y él no podía ver como metía mi mano dentro de mi falda.
Se comenzó a masturbar y siguió relatando sus historias. Me contó una en la que yo usaba esas mismas bragas que ahora rodeaban su pene y caían en sus testículos. Mis piernas se abrían y dejaban que mi vagina alojara dos de mis dedos. No lo podía creer, mi hijo y yo nos masturbábamos juntos. Cerré los ojos y me abandoné a su relato, mis piernas se abrieron más, y creo que empecé a gemir. Todo lo que mi hijo contaba se aparecía frente a mí. De pronto mi hijo se calló. Abrí los ojos. Mi hijo seguí recostado, pero al borde de la cama, justo junto a mí, así que su pene me quedaba a la altura de la cara, y el podía ver perfectamente como me masturbaba. Le sonreí.
- ¿A qué edad perdiste tu virginidad mamá?
- Yo…eh.- Que rayos tenía que ser sincera.- La verdad hijo, a los trece años.
- ¡Guau! Eras muy pequeña. Más chica Michelle.
- Sí.
- Mamá.
- Dime.
- ¿Puedo ver uno de tus pechos?- Dijo eso y bajó la vista de inmediato. Pero yo ya no estaba para negarme, lo deseaba, deseaba, no sólo que los viera, sino que los tocara, los chupara e hiciera lo que quisiera con ellos.
- Ok.- Me levanté y le indiqué que se recorriera, me senté junto a él.- Creo que es bueno que de una vez por todas te quites esa curiosidad.
Me giré hacia él y comencé a desabotonarme la blusa, muy lentamente, pues me encantaba ver la atención que sus ojos ponían en mí. Su respiración era lenta, pero profunda, seguía agarrándose la verga, pero no se masturbaba, sólo tenía la mano sobre ella. Era mi hijo, y me estaba desvistiendo para él. Dejé que mi blusa resbalara por mis brazos y mi espalda, y me la saqué mientras le sonría seductora. Mi vagina se mojaba a cada movimiento, mi corazón latía sin control. Sentíamos una gran excitación, sobre todo Erich. Yo no quería que se viniera con sólo ver mi sujetador.
- Quítamelo hijo.
Se levantó y torpemente me desabrocho el sujetador. Me lo quité y se lo entregué. Lo tomó y se lo llevó a la nariz. Luego sus pupilas se dilataron, como si por poner tanta atención a mi sujetador, se hubiese olvidado de que mis tetas estaban libres y durísimas frente a él. Mis pezones parecían tener vida propia, era como si un magnetismo que emanaba de mi hijo, atrajera mis pezones hacía él. Se acercó hacía mí, se acomodó y se puso a masturbarse de nuevo.
- Vamos hijo, si quieres quitarte toda esa curiosidad de una vez, será mejor que los toques.
- ¿De verdad?
- Claro.
Tomé su mano y la llevé hasta mi pecho, que se dilato al contacto. Una oleada de calor recorrió todo mi cuerpo, y no pude reprimir un suspiro de placer. Erich comenzó a sobarlos, y con la otra mano reanudo su masturbación. Pero yo ya tenía una mejor idea que la de él. Tomé su otra mano, y como la anterior la llevé a mi pecho. Luego me arrodillé y con demasiada reverencia tomé el pene de mi hijo. No lo había hecho desde que mi hijo era un pequeño.
- ¡Que rico!
- ¿Te gusta nene?
- ¡Mucho!
Comencé a menearlo de arriba hacia a bajo, y descubriendo cortos círculos. Con mi otra mano empecé a sobar los testículos de mi hijo. Vaya que esas películas porno le servían pues me tocaba los senos de una forma increíble. De ahí en adelante ya no me pude detener, pues mi hijo, se levantó y llevo su boca a mi pecho derecho; no empezó a chuparlo, sino a darme cortas y pequeñas lengüeteadas en mis pezones. Lo tomé por la nuca y lo acerqué más a mí, para que me chupara como yo deseaba que lo hiciera, para que me hiciera sentir como la puta de sus fantasías, como la zorra que yo deseaba ser.
- ¿Te gustan los pechos de mami nene?
- Mucho.- Creo que eso dijo.
Tomé una de sus manos y la llevé hasta mi vagina, que estaba empapada. Me empezó a sobar, de una forma inexperta, pero no me importó, pues yo estaba extasiada. Mi vagina estaba completamente empapada, y de inmediato, la mano de mi hijo encontró la forma de invadirme con uno de sus dedos, lo cual me hizo empezar a gemir un poco. No resistí, tome su verga y comencé a masturbarlo yo misma; así que pronto los dos empezamos a gemir. Su verga estaba mojadísima, pero como sabía que esto lo excitaría más, solté su verga por un momento, y lamí lentamente, y tratando de untar la mayor cantidad de saliva posible, la palma de mi mano, y de inmediato la regresé a su pene, para continuar con lo mió.
- Mami, me fascina lo que me estas enseñando.
- Que bueno hijo, a mí también me encanta lo que me estas haciendo sentir, pero sería increíble, si metes otro dedo en la rajita de mamá.
- ¿Puedo?
- Claro.
Cuando lo hizo, el orgasmo fue inevitable, después de unos segundos. Su inexperiencia lo hacía dedearme, de una forma agresiva, y para como yo me encontraba de zorra, era lo que deseaba, ser la puta de mi hijo.
- Mamá.-
- Di…me.- Suspiré.
- ¿Nos podemos besar?
Por toda respuesta me abalancé sobre él, y estrelle mis labios con los suyos, húmedos, calientes y deseosos. Los estrellamos y separamos una y otra vez, hasta que se quedaron unidos, y nuestras lenguas penetraron la boca del otro. Puse una mano en su rostro y lo acaricié., luego la puse en su pecho y lo empuje hacía atrás para recostarnos en la cama. Lo seguí besando, luego le besé el cuello y le quite la playera. Comencé a besar su pecho, sus pezones; a lamerlo. Baje por su abdomen, y después de una leve pausa en su ombligo, llegué a donde jamás pensé que llegaría. Era increíble, mi corazón latía tan fuerte que sentía punzadas en los oídos. El olor era increíble, y la vista fenomenal, mi cara y por supuesto mi boca estaban a escasos centímetros del miembro erecto y chorreante de Erich, mi hijo; era el momento. Saqué la lengua un poco, lenta y suavemente la coloqué sobre la punta del glande, y recogí un poco de líquido preseminal, el cual de inmediato degusté. Levanté la cara y vi a mi hijo expectante y deseoso; lo estaba haciendo pasar un dulce tormento, pero no era mi intención que esperara más.
Con la cabeza llena de todas las fantasías que mi hijo me relató, con esas imágenes en mi mente, decidí que era necesario. Coloqué los labios sobre el glande y los fui abriendo conforme presionaba su falo, lo humedecí, y conforme bajaba lo recorrí con la lengua. Cuando por fin llegué a la base empecé la mamada. Arriba y abajo, suavemente. Lo lamí y lo besé, mientras le sonreía con la mirada. Lo hice durante casi cinco minutos, creo que fue un milagro que no eyaculara en mi boca.
- ¿Quieres coger con mamá?- Le pregunte a mi hijo.- ¿Quieres perder tu virginidad con tu mami?
- ¡Si!
Me tire sobre la cama y me saque la falda. El se levantó y se arrodillo frente a mí. Abrí las piernas y le indique que pusiera entre ellas. Mis labios estaban dilatados y en general mi rajita soltaba chorros de líquido. Le indique que se acercara a mí, y cuando lo hizo lo tome por la cintura ayudándolo a recostarse sobre mi. Era increíble, su corazón latía como tambor de guerra. Hoy mi hijo iba a perder la virginidad conmigo, con su madre. Cuando estuvo sobre mi tome su pene y lo guié hacía mi vagina ansiosa, deseosa de su falo.
- Te adoro hijo.- Dije cuando su pene empezó a invadirme.
- Yo te amo mamá.
Su miembro me penetro sin problemas, luego el instinto y muchas películas porno, le indicaron a mí hijo como debía moverse. Me envistió varias veces de una forma maravillosa, y con el morbo que reinaba dentro de mí, juro que inmediatamente comencé a tener un orgasmo. Cuándo el primero pasó, y recobré el control de mi cuerpo, alcé las piernas y las puse sobre los hombros de Erich. Mis tacones mirando al techo, sí, así la penetración de mi hijo sería más profunda y miles de veces más placentera.
- ¡Cógeme hijo, cógeme! ¡Dime que soy una perra como en tus fantasías! Dímelo.- Dije entre gemidos y quejidos de placer.
- Eres una puta, me encanta cogerte perra.
- Sí, así. No te dejes de mover hijo. Me estas volviendo loca Amor.
- Mami, me vengo.
- Espera un poco.
Bajé las piernas justo cuando terminaba mi orgasmo, uno más. Con la mano saque la verga de mi hijo de mi raja, y comencé a masturbarla con presión en la mano. Sentí venir su leche y dirigí el chorro justo a mi cara. Fue una corrida tremenda, mi hijo me baño, y pode saborear por primera vez el semen de mi hijo. Fue increíble. Se recostó sobre mí y nos besamos por unos minutos más.
No pensé que me extendería tanto, creo que lo demás se los relataré en otra ocasión. Fue increíble relatar esto. Besos, espero sus comentarios. Adiós.
natyninfa69@hotmail.com
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783539 veces
Si te ha gustado Las sorpresas de mis hijos!!! vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Las sorpresas de mis hijos!!!.
nataliasexy
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
tony-acrata
(9 de May de 2009 a las 06:58) dice:
genial, me encanto ;-) velezvdp
(7 de September de 2009 a las 21:38) dice:
Que historia por favor. Me estoy haciendo alta pajota pensando en lo q debio haber sido ese encuentro con tu hijo. Por favor adoptame y dejame contarte todas mis fantasias, garcharte con el tremendo palo q tengo en la entrepierna y dejarte toda mi lechota en esos labios hermosos y peteros VENOM10032
(7 de March de 2019 a las 17:25) dice:
Es complicado ser papa o mama. Ya vere q me depara el futuro pero por mi prefiero a mi parrja en ves de hijos inferi_knox
(6 de November de 2022 a las 03:33) dice:
Lamentablemente lo leo muy tarde y veo que se subio en 2008. Seria delicioso saber que ha sucedido todos estos años. Excelente relato, digno de una buena paja gordito1982
(6 de August de 2016 a las 05:47) dice:
Me encantó nati. Mi pene se puso duró enseguida mmmmm anubis3000
(25 de March de 2009 a las 05:41) dice:
casi me masturbo leyendo este mensaje es bueno de verdad drwnomi
(25 de January de 2009 a las 06:13) dice:
INCREIVLE QUE UNA MADE AGA ESO POR SU HIJO ESE RELATO UE UNO DE LOS MEJORES QUE EH LEIDO galosex
(24 de February de 2009 a las 07:06) dice:
exelente relato brayan20002
(20 de March de 2009 a las 15:35) dice:
Es un relato increible, ya que cuando se está leyendo uno siente una exitación enorme, yo quisiera ser tu hijo para así sentir en carne propia todo ese placer tuyo. Te felicito por esa enseñanza y experiencia que supiste dar a tu hijo. katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:32) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF tizon05
(18 de June de 2010 a las 16:25) dice:
Bueno kikecampos
(16 de February de 2009 a las 05:37) dice:
muy bueno rico y cachondo en verdad espero otro relato tuyo richard24-12
(12 de March de 2009 a las 06:49) dice:
bueno buenapaola
(11 de May de 2009 a las 23:31) dice:
Exitante muy exitante, hasta el punto de masturbarme. trucksmart
(10 de March de 2009 a las 22:31) dice:
Estare esperando la continuacion de tu historia, super exitante..buena trama, continua para adelante gadoleo
(1 de February de 2009 a las 07:45) dice:
wow que relato! me vine riquisimo leyendolo
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